El suelo pélvico es el nombre que recibe un grupo de músculos que sostiene varios órganos, como la vejiga, el útero, la uretra y el recto.
Su principal función es mantener a los órganos en su lugar para asegurar su normal funcionamiento.
Entonces, si el suelo pélvico pierde fuerza puede causar un trastorno de salud conocido como prolapso uterino, común entre las mujeres que han tenido uno o más partos vaginales y que se encuentran en la menopausia.
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Mientras el prolapso uterino leve, en general, no presenta síntomas y no requiere tratamiento, otras formas de este trastorno necesitan de atención médica. ¿Cómo saber si se tiene el suelo pélvico debilitado?
¿Cómo saber si tengo el suelo pélvico debilitado?
La Clínica Mayo, de Estados Unidos, informa que “el prolapso uterino ocurre cuando los músculos y los ligamentos del suelo pélvico se estiran y debilitan hasta el punto de que ya no proporcionan suficiente sostén al útero. En consecuencia, el útero se desliza hacia la vagina o sobresale de ella”.
Este problema de salud se debe al debilitamiento de los músculos pélvicos y de los tejidos de sostén. Un artículo de la BBC advierte que, además de la genética, entre las principales causas de un aumento del riesgo de prolapso se incluyen el embarazo y el parto, y también el sobrepeso, levantar objetos pesados de manera habitual, el estreñimiento y la tos persistente.
A menudo este prolapso se produce junto a otros, como el prolapso anterior, fruto de un tejido conectivo débil entre la vejiga y el techo vaginal, que puede causar que la vejiga sobresalga de la vagina.
También puede ocurrir en conjunto con el prolapso vaginal posterior, que ocurre cuando un tejido conectivo débil entre el recto y el suelo vaginal hace que el primero sobresalga de la vagina y dificulte la defecación.
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Mientras el prolapso uterino leve, común luego del trabajo de parto, carece de síntomas, el prolapso uterino moderado o grave presenta distintos síntomas.
De acuerdo al sitio Medline Plus, entre los síntomas del prolapso moderado o grave se destacan ver o sentir un bulto de tejido que sobresale de la abertura de la vagina, presión o pesadez en la pelvis o la vagina, incontinencia de orina o ganas repentinas de orinar, presión o molestia en la zona lumbar, dolor durante las relaciones sexuales.
Otros síntomas para tener en cuenta: infecciones frecuentes del tracto urinario; aumento del flujo o sangrado vaginal, pérdida de materia fecal o dificultad para controlar los gases y estreñimiento.
Si bien, a veces, es necesaria una cirugía, también existen fisioterapeutas y terapeutas especializados en tratar la disfunción del suelo pélvico. En este caso, el tratamiento incluye cambios de comportamiento y estilo de vida, terapia práctica para tratar tejidos y músculos tensos, fisioterapia pélvica y ejercicios del suelo pélvico para restablecer su funcionamiento.
Para prevenir este trastorno los médicos aconsejan mantener un peso saludable o bajar de peso, una dieta rica en fibras, beber abundante agua y evitar el tabaco. Además, Medline Plus recomienda hacer ejercicios de Kegel con regularidad, bajo supervisión profesional, para mantener tonificados los músculos del suelo pélvico.
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