El damasco es una fruta pequeña y jugosa que se destaca no solo por su delicioso sabor, sino también por su abundante contenido de nutrientes esenciales para la salud.
Perteneciente a la familia del durazno y conocido también como albaricoque (Prunus armeiaca es su nombre científico), resulta una excelente fuente de vitaminas y minerales. Contiene, por ejemplo, altos niveles de vitamina A, fundamental para la salud de la visión y la piel, así como vitamina C, que fortalece el sistema inmunológico y actúa como antioxidante.
Además, los damascos son ricos en potasio, esencial para el funcionamiento muscular y nervioso, y en fibra, que promueve una digestión saludable y ayuda a mantener niveles adecuados de colesterol.
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Los antioxidantes presentes en los damascos, como los carotenoides, protegen las células del daño causado por los radicales libres, contribuyendo a la prevención de enfermedades crónicas y al envejecimiento prematuro. Conocer la cantidad de damascos que se pueden comer al día es clave para aprovechar al máximo todos estos beneficios.
Cuántos damascos se pueden comer al día y para qué sirven
Amarillos y con piel aterciopelada, los damascos se pueden consumir al natural, en licuados o jugos. También en recetas de mermeladas, salsas, ensaladas o mouses.
Si bien es una fruta con hueso, es fácil de quitar: simplemente se debe cortar por la mitad y quitar el carozo.
De acuerdo al sitio Nutrición y Entrenamiento, la recomendación general es consumir hasta tres frutas al día, evitándolas en la noche. Para frutas pequeñas como el damasco, una porción equivalente a una taza se considera adecuada.
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Información Nutricional del damasco (por 100g):
Estos valores nutricionales hacen del damasco una opción muy saludable para incluir en una dieta equilibrada y variada.
Los beneficios del damasco
El sitio Tua Saúde sostiene que estos son los 8 beneficios de consumir damascos:
1) Aumento gradual de la energía. Debido a su bajo índice glucémico, el damasco eleva los niveles de glucosa en sangre de manera controlada. Esto lo convierte en una fruta ideal antes de la actividad física y, por ejemplo, para quienes deben regular sus niveles de azúcar en sangre.
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2) Enfermedades crónicas. El damasco es rico en antioxidantes como las vitaminas A, C, E y minerales como el cobre, zinc y selenio. Especialmente si se lo consume deshidratado, estos nutrientes ayudan a prevenir o retrasar los efectos de enfermedades crónicas como el cáncer y la diabetes, además de favorecer la salud ocular, cardíaca y cerebral.
3) Funcionamiento intestinal. Su contenido en fibra contribuye a regular el tránsito intestinal, evitar el estreñimiento y mantener un proceso digestivo saludable.
4) Control de peso. Al ser bajo en calorías (57 kcal por cada 100 g), es una fruta ideal para incluir en dietas de control y pérdida de kilos. Su contenido en fibra promueve la sensación de saciedad, reduciendo así la ingesta de otros alimentos ricos en carbohidratos y azúcares.
5) Crecimiento capilar. La vitamina A presente en el damasco es fundamental para la salud del cuero cabelludo y del cabello, fomentando su crecimiento y fortaleza.
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6) Salud de la piel. Su contenido de vitamina A también es esencial para mantener saludable la piel, protegiéndola contra el envejecimiento prematuro y complementando la ingesta diaria de este nutriente esencial.
7) Salud ocular. La vitamina A contribuye, además, a mantener una visión saludable. Según Tua Saude, “su déficit puede causar sequedad ocular, xeroftalmia y úlceras en la córnea y, en casos más graves, pérdida de la vista”.
8) Prevención de la anemia. Los damascos deshidratados, con alta concentración de hierro, son eficaces para prevenir la anemia al favorecer la producción de hemoglobina en los glóbulos rojos, esencial para el transporte de oxígeno en el organismo.