Artista de sólidos valores, Bruce Springsteen cumple 75 años este lunes 23 de septiembre. Una de las pocas, sino la única, súper estrella del rock sin glamour. No lo siente. Surgido de la clase trabajadora, vistió la dureza del rock de poesía y conciencia social.
Su status de estrella no lo duerme en los laureles y sigue firmemente activo, aunque la salud lo viene traicionando. En mayo, Bruce Springsteen debió suspender sus conciertos de Praga, Milán y Marsella debido a problemas vocales vinculados al parecer al haber tomado frío en un concierto en Inglaterra y su persistente problema con su úlcera péptica. Los shows fueron reprogramados para mayo y junio de 2025.
En 2022 ya había tenido que suspender conciertos y el diagnóstico de una dolorosa úlcera péptica lo obligó a un período de obligatoria reclusión que provocó que la escena del rock se pregunte si “The Boss” o “El Jefe” como se le dice en el ambiente musical estaría pensando en retirarse.
Sobre este punto fue taxativo: “No estoy haciendo mi última gira, pienso seguir en el camino todo el tiempo que pueda. Nada de retiro”, dijo Springsteen. Este domingo 15 de septiembre, su show en Asbury Park, en Nueva Jersey, barriada de donde surgió y por la que guarda un especial cariño, fue apabullante.
Una carrera de seis décadas iniciada a mediados de los años ’60 que necesitó de casi 20 años y siete discos para poder ubicarse en un lugar bien visible dentro de la escena del rock. Fue con el lanzamiento de Born in the U.S.A. (1984) donde conoció ese reconocimiento mundial.
Lanzó 21 álbumes y vendió 140 millones de discos, 71 millones en los Estados Unidos. Está entre los 30 músicos que más vendieron en la historia del disco. Conquistó 20 premios Grammy, dos Globos de Oro, un premio Oscar, un Tony y entró en Salón de la Fama de los Compositores y en el Salón de la Fama del Rock and Roll, en 1999.
Sus shows en vivo tienen una especial carga de energía. Steve Baltin, de la revista Forbes, escribió: “Nunca ha habido una experiencia en que el sentimiento de liberación y optimismo que se supone que el rock and roll brinda como los que se viven en los shows de Springsteen y la E Street Band”. La revista Rolling Stone, el año pasado, en una de sus tantas encuestas, en este caso, los mejores cantantes de todas las épocas, ubicó a Springsteen en el puesto 77. Nada mal.
La fortaleza de la música de Springsteen radica mucho en sus letras que tienen por un aspecto autobiográfico y otro de ficción, aunque siempre desde una mirada que incluyen preocupaciones económicas, sociales, políticas, desafíos que impone la vida; opositor a la invasión a Irak y un crítico generalmente en la política exterior de los Estados Unidos.
Toda esa fama bien ganada y las presiones y facilidades que generan no lo llevaron a deslizarse por el camino de las drogas. En efecto, debe ser uno de los muy escasos músicos que no consumió drogas, aunque terminó siendo adicto a la comida chatarra, lo cual le ocasionó problemas de salud. En la actualidad sigue una estricta dieta vegetariana.
Desde los 30 años pelea con trastornos depresivos y sin indagar en su historia clínica las versiones indican que los primeros síntomas de depresión surgieron tras la gira de 140 conciertos de presentación de su disco doble The River, lanzado en 1980 y el de mayor éxito de ventas de su carrera.
Autobiográfico
“Born in the U.S.A. cambió mi vida, me dio una mayor audiencia, me obligó a pensar más en la forma que presentaba mi música y me puso, brevemente, en el centro del mundo pop”, confiesa Springsteen en su autobiografía Born To Run (2016).
Este disco, lanzado el 4 de junio de 1984, se convirtió en el álbum más vendido en el mundo durante 1985 compitiendo por delante de Michael Jackson, Madonna y Prince. Vendió 30 millones de copias.
Born in the U.S.A. habla de manera encubierta del doloroso tratamiento que se les dio a los veteranos de Vietnam, muchos de ellos amigos de Bruce, pero el impacto político del disco tuvo que ver con la clara defensa que hacía de los derechos de la clase trabajadora.
Sin duda, el álbum no sólo convirtió a Springsteen en una súper estrella, sino que también construyó una imagen icónica del músico: sus brazos musculosos en alto, pañuelo rojo en la cabeza y bandera norteamericana detrás.
En el programa radial Fresh Air, de Terry Gross, dijo: “Sabía que si alguna vez iba a dejar una huella en el mundo sería a través de las palabras. Me miré y me dije: Puedo cantar, pero no soy el mejor cantante; puedo tocar la guitarra muy bien, pero no soy el mejor. Ahora, si quiero proyectar una individualidad tendrá que ser a través de mi escritura”.
Su autobiografía lleva el título de su cuarto disco Born To Run (Nacido para correr), lanzado en 1975 y que representó uno de los momentos más complejos de su carrera. Tironeado por dos productores con ideas antitéticas, el disco tardó catorce meses en terminarse y su lanzamiento arrastró fuera de la E Street Band al pianista y al baterista que se habrían marchado de la banda frente al ruido que había entre la grabadora y “The Boss” que, por su parte, llegó a proponer desechar el disco y grabar esas canciones durante unos conciertos en vivo.
Finalmente, salió tal como se había planeado y llegó al puesto número 3 en el ranking Billboard y consiguió siete discos de Platino. Springsteen fue y sigue siendo el único artista que fue portada la misma semana de las revistas Time y Newsweek. Todo este reconocimiento a nivel nacional estaba dado por el tono conceptual de las líricas del disco: “El miedo a envejecer que tenía una generación de adolescentes tardíos”.
Esta primera reacción de los medios sobre la figura de Springsteen no fue bien recibida. Se preguntaban si no sería un producto del mercado discográfico, pero el tiempo despejó en favor de El Jefe esa duda. Su forma de escribir y sus mensajes tenían una fuerte aceptación al punto que llegó a componer canciones para otros artistas como, por ejemplo, para Patti Smith, Because The Night o para Manfred Mann, Blinded By The Light, ambas en 1977.
Una ayuda para derrumbar el Muro
De sus cientos de conciertos, hay uno especialmente simbólico. El 18 de julio de 1988, Springsteen se presentó en Berlín Oriental, en el barrio de Weissensee, frente a 300.000 personas, aunque el gobierno de la República Democrática Alemana sólo había puesto a la venta 160.000 entradas. La falsificación estuvo a la orden del día.
Cuatro horas de show y la frase de apertura de Bruce en un alemán chapurreado: “No vine a cantar a favor o en contra de algún gobierno. Vine a tocar rock and roll con la esperanza de que algún día todas las barreras puedan ser derribadas”.
En su libro Rocking The Wall, el concierto en Berlín que cambió el mundo, editado en 2013, el escritor Erik Kirchsbaum afirma: “Fue el concierto de rock más importante de todos los tiempos, en cualquier lugar”.
Según Kirchsbaum, Springsteen pidió autorización para ese concierto en 1981 y sólo después de la fuerte presión de la juventud del Partido Comunista Unificado, las autoridades, en un intento de tranquilizar a la juventud alemana-oriental, hambrienta de libertad y de rock, autorizaron el concierto. Para el escritor, este inimaginable show años atrás logró unificar la oposición al régimen comunista y hasta podría haber superado los temores y contribuido a la caída del Muro, en noviembre de 1989.
Enseguida vendría su participación en la gira mundial Human Right Now!, que encabezó junto con Sting, Peter Gabriel y Tracy Chapman, entre otros, y que llegó a presentarse en octubre de 1988, en Mendoza y en Buenos Aires, con la presencia de León Gieco y Charly García.
Tras estos reconocimientos, llegó un período de controversia con sus fans que no entendieron su mudanza de Nueva Jersey a Los Ángeles y ese tono folk por el que comenzaba a transitar su música. Había disuelto su E Street Band y trabajaba con músicos de sesión. Su público pensó “se mudó a Hollywood y se vendió”.
Según el propio artista, que a fines de los ’90 regresó de California a vivir en su amada Nueva Jersey, “esta década fue un período perdido en términos musicales. No trabajé mucho”, admitió, aunque en 1994 ganó un Oscar por su canción Calles de Filadelfia, de la película Filadelfia.
De regreso en Nueva Jersey reunió a la E Street Band y comenzó la gira The Reunion, con una serie de conciertos apabullantes en el Continental Airlines Arena, de Nueva Jersey y en el Madison Square Garden, de Nueva York. En esos shows estrena American Skin (41 Shots), una canción dedicada al estudiante guineano Amadou Diallo, asesinado en febrero de 1999, por la policía de Nueva York que lo mató de 41 disparos; el joven estaba desarmado y los cuatro policías acusados de asesinato, absueltos.
Vuelve al estudio en 2002 y lanza The Rising, en la que toma como núcleo el atentado a las Torres Gemelas, de septiembre de 2001. Un disco de una enorme aceptación, como podía esperarse, y una gira The Rising Tour con diez shows colmados en el Giants Stadium, en Nueva Jersey. El álbum ganó en 2003 el Grammy como Mejor Disco de Rock y The Rising, como Mejor Canción y Mejor Interpretación Masculina.
Vendrán Devils and Saints (2005) y los temores de un soldado común en la Guerra de Irak; We Shall Overcome: The Seeger Sessions (2006), con canciones del repertorio del activista Pete Seeger y Magic (2007), primero en ventas en los Estados Unidos, Irlanda y Reino Unido.
En 2008 apoya la candidatura de Barak Obama, compone Working on the Dream, lanzada casi como parte de la propaganda partidaria y tras el anuncio del triunfo de Obama, canta The Rising en la asunción del presidente electo.
Obama dijo en relación a Springsteen: “Sus conciertos no son sólo encuentros de rock and roll, son comuniones” y el Bruce terminó siendo uno de los ocho artistas más importantes de la primera década del siglo XXI, según otra encuesta de la revista Rolling Stone.
Y siguió por la vereda del sol. En 2011, lanzó Wrecking Ball, con una gira de 133 conciertos en los que se vendieron un total de 3,5 millones de entradas y se recaudaron 368 millones de dólares. La primera en público y la segunda en recaudación, después de Madonna.
Discos como High Hopes (2014), Springsteen on Broadway (2018), Western Stars (2019), apariciones en diversos programas televisivos y radiales, su documental Bruce Springsteen & I (2013), el apoyo a la campaña presidencial de Hillary Clinton, en 2018 y su autobiografía Born to Run en la que logra transmitir una radiografía honesta y coherente de su accionar en la vida.
Una relación difícil con su padre
Entre las muchas anécdotas e historias de Born To Run surge con claridad cómo moldeó su propia vida la relación que tuvo con su padre al que define como “trabajador, un obrero de estilo viril de los años ’50, narcisista”. Describe también cómo se agravó ese vínculo por la veta artística que se iba desarrollando en Bruce.
En 2018 contó que la esquizofrenia paranoide que sufría su padre afectó su salud mental durante toda su vida al punto de tener que medicarse desde 1982.
Springsteen nació el 23 de septiembre de 1949, en Long Branch, Nueva Jersey; hijo de Douglas “Dutch” Springsteen (1924-1998) y Adela Zerilli (1925-2024).
“Mi padre no quería que usara el pelo largo. A los 17 años tuve un grave accidente de moto. Iba sin casco, sin la ropa adecuada y choqué. Terminé en el hospital, con una fuerte conmoción cerebral y muy destruida mi pierna izquierda. Estuve varios días hasta que me dieron el alta y volví a mi casa. Estaba en la cama inmovilizado y mi padre, al llegar del trabajo, lo primero que hizo fue llamar a un peluquero que me cortó el pelo en la cama. Realmente me sentí impotente ante esa situación. Horrible”.
Y agrega: “Me amaba, pero no me soportaba. Competía conmigo por el amor de mi madre”.
Cuando cumple 18 años, su padre, su madre y su hermana menor dejan Nueva Jersey y se van a vivir a Los Ángeles con un ahorro de 3000 dólares. Se queda con su hermana Virginia, de 15, embarazada, en su casa de Asbury Park. “Desde ese momento supe que me tenía que arreglar por mi cuenta”.
En los últimos años lanzó Letter To You (2021) y su último álbum Only the Strong Survive (2022) que está presentando en la actualidad.
Cuida su vida privada, mucho más después de la desprolija separación con su primera esposa, la actriz Julianne Phillips, a la que dejó en 1988 para comenzar una relación con la cantante y compositora Patti Scialfa, con la que se casó en 1991 y con la que tuvo tres hijos. “Respecto de su divorcio dijo tiempo después: “Hice todo mal, no la cuide a Juli y aún me siento mal por aquello”.
Los reconocimientos hacia el artista continúan y el gobernador de Nueva Jersey, el demócrata Phil Murphy, anunció que el 23 de septiembre en su estado es el “Día Bruce Springsteen”.