Sydney McLaughlin-Levrone, una deportista cristiana de pista le dio el crédito a Dios mientras se convertía en la primera mujer en la historia en ser campeona olímpica por segunda vez el jueves en los 400 metros con obstáculos categoría femenina.
La americana de 25 años ganó la medalla de oro en Paris, Francia, al registrar un tiempo de 50.37 segundos, derrotando a su compatriota americana Anna Cockrell, quien ganó la medalla de plata con un tiempo de 51.87, y a la medallista de bronce Femke Bol, de Holanda, quien terminó con un tiempo de 52.15 segundos. No ha perdido una carrera de 400 metros con obstáculos desde el 2019, la victoria de McLaughlin-Levrone nunca pareció estar en tela de juicio mientras se separaba de sus competidoras en la recta final.
“Le doy crédito en todo lo que hago a Dios. Él me ha dado un regalo. Él me ha dado el animo para solo querer continuar superándome a mí misma”, dijo ella durante una conferencia de prensa el jueves. “Tengo una plataforma y quiero utilizarla para glorificarlo a Él, y así que cuando pongo mis pies en la pista, siempre es mi oración ‘Dios, déjame ser la vasija en la que te puedas glorificar’ sea cual sea el resultado, la forma en que me conduzco, en como me comporto, no solo como me desempeño”.
“Así que es solo libertad en saber que sin importar lo que suceda, Él va a recibir la alabanza por medio de mi”, añadió ella. “Y si, es por eso que hago lo que hago”.
El día después de ganar la medalla de oro el viernes, McLaughlin-Levrone se presentó en el programa “Today” de la NBC para compartir lo que pensaba sobre su vitoria.
“Me siento muy bien. Honestamente, despierta. Honestamente surreal, solo tienes que correr por la línea. Realmente nunca sabes que sucede detrás de ti. Y nunca sabes que tan cerca esta alguien mas porque el publico esta gritando. Así que solo tienes que seguí corriendo tu carrera, pasar esos 10 obstáculos, y solo correr a la línea”, dijo McLaughlin-Levrone.
“Siempre puedes saber que será una carrera rápida. El publico es muy grande. Pero también, el campo era muy profundo y sabían que iba a ser un tiempo rápido allí afuera. Así que eso también ayuda”, dijo McLaughlin-Levrone.
Inmediatamente después de su carrera, McLaughlin-Levrone fue vista abrazando a su esposo, Andre Levrone, y a otros miembros de su familia que estaban en el público.
“Eso hace el momento mucho mas completo. Honestamente, tenerlos allí. Ellos son las personas que me ayudaron a llegar a este lugar. Ellos han hecho tanto y solo me han apoyado y han hecho las cosas necesarias para que podamos celebrar juntos y solo hace que estos momentos sean especiales”, dijo ella.
Andre Levrone, un ex jugador de futbol americano de universidad para la Universidad de Virginia, se unió a su esposa en el programa “Today”. Él compartió lo orgulloso que esta de los logros de ella y cree que su arduo trabajo, dedicación y una fe firme en Dios le permitió el éxito.
“Estoy increíblemente orgulloso de ella. Ni siquiera puedo expresarlo en palabras. Tuve una emoción tan grande anoche en la carrera. Pero, la ética de trabajo que ella mencionó; ella trabajo increíblemente duro”, dijo Andre Levrone.
“Siempre estuvimos alentando su práctica. Pero ayer, antes de la carrera, solo ver la confianza y seguridad y la fe que ella tenia en Dios, en su ética de trabajo y el plan que su entrenador había puesto en práctica para ella, …no puedo describirlo en palabras. Es hermoso”, añadió él.
Después de ver otro récord mundial en junio en los US Trials, McLaughlin-Levrone le dijo a NBC Sports que “en Cristo cualquier cosa es posible “.
“Alabo a Dios”, dijo ella. “No esperaba eso, pero Él puede hacer cualquier cosa. Cualquier cosa es posible en Cristo”.
McLaughlin-Levrone termino la carrera de obstáculos de 400 metros en el US Trials en 50.65 segundos, lo cual ella mejoró el jueves.
En una entrevista en diciembre con The Christian Post, McLaughlin-Levrone dijo que “única cosa que no cambia” es su fe en Cristo. Ella dijo que poder glorificar a Dios por medio de su carrera y plataforma le ha mostrado un propósito que es “mas grande que yo”. Compartir el Evangelio, dijo ella “es de lo que se trata”.
“Eso es lo mas valioso. Mi meta es poder compartir esa verdad con las personas y permitirles venir a conocer y amar al Señor en la forma en la cual yo he venido a conocer y amar”, dijo McLaughlin-Levrone.
“Dios ha sido tan amable en solo permitirme la oportunidad de, primero que nada, fallar sin Él y darme cuenta de mi necesidad de Él. vivir mi vida alejada de Él por tanto tiempo e intentar se exitosa en una medida del mundo de lo que parece ser el éxito, siempre me dejó un vacío incluso cuando lo obtuve”, continuó ella.
McLaughlin-Levrone cree que a pesar de que la perfección “no es posible en esta vida”, los cristianos deberían “siempre tratar de alcanzar la excelencia” y “siempre intentar hacer cosas de la forma en que el llamado de Dios se merece”.
“Al apreciarlo a Él como nuestro Salvador, nos humillamos para darnos cuenta que no somos perfectos”, dijo McLaughlin-Levrone.
“El Señor es suficiente en todas las cosas, y poder glorificarlo por medio de mi carrera y por medio de mi vida en la pista me ha mostrado un propósito mas grande que yo misma”.