Esta es una poderosa declaración cuyo origen se encuentra en la Biblia. En realidad, es un versículo que ha sido interpretado por miles de creyentes a lo largo de la historia.
Para la mayoría, es una afirmación del verdadero poder transformador de la oración, en especial, cuando proviene de una persona justa.
Es una frase que considera a la rectitud y a la fe como fuerzas poderosas que, al combinarse en una oración, puede traducirse en efectos extraordinarios.
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También es una manera de inducir a ser más justos y a confiar en la oración como el mejor medio para conectarse con Dios.
¿Qué significa que la oración eficaz del justo puede mucho?
El apóstol Santiago, según explica el portal católico ACI Prensa, es conocido como “Santiago el Menor, hijo de Alfeo o Cleofás y de María, pariente de la Virgen. De esta manera, pertenecía a la familia de Jesucristo y era llamado “hermano del Señor”.
San Pablo menciona a Santiago como uno de los apóstoles de mayor prestigio en la Iglesia. Incluso, gracias a su fiel observancia de la Ley tuvo mucha influencia, en especial sobre los judíos. Incluso, ejerció como obispo de Jerusalén. Murió en el año 62 d.C.
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Escribió su Carta poco antes del martirio para “fortalecer a los cristianos del judaísmo que a causa de la persecución estaban en peligro de perder la fe”.
La Epístola de Santiago insiste fuertemente contra la vana palabrería y la fe de pura fórmula, contra la maledicencia y los estragos de la lengua, contra los falsos doctores, el celo amargo y los juramentos fáciles.
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Con un estilo conciso y sentencioso la Epístola de Santiago “es una vigorosa meditación sobre la conducta frente al prójimo y por eso se la ha llamado a veces el Evangelio social”, explica la Iglesia.
En Santiago 5:16 dice: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”.
El versículo debe leerse en el contexto de una exhortación a la comunidad cristiana para que se apoyen mutuamente a través de la confesión y la oración. Santiago destaca la importancia de la intercesión, el poder de la oración comunitaria y el impacto que puede tener una vida de rectitud en la efectividad de las oraciones.
Cabe destacar que, en la tradición cristiana, una persona justa es aquella que vive de acuerdo con los principios de Dios y que busca hacer lo correcto, con integridad. La justicia no se refiere solo a la obediencia a las normas, sino a una disposición interna del corazón orientada hacia el bien y la verdad. Cuando una persona con estas cualidades ora, su oración tiene un poder especial.
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El término “puede mucho” en este contexto sugiere que la oración de una persona justa tiene la capacidad de producir grandes resultados. Esto no convierte a la oración en una fórmula mágica para obtener lo que se desea, sino que tiene un impacto real y tangible, especialmente cuando está alineada con la voluntad de Dios.
La oración del justo, entonces, no solo es eficaz por su contenido, sino también por la relación cercana y sincera que esta persona mantiene con Dios.