Hassan Nasrallah (64) llevaba 32 años al frente de Hezbollah, la milicia respaldada por Irán que se transformó en una fuerza influyente en el Líbano y un potente adversario de Israel, quien lo tenía como objetivo principal en los bombardeos que lanzó esta semana contra Beirut.
Y fue este sábado, sobre la madrugada argentina, cuando el Ejército israelí anunció que lo había abatido durante un ataque aéreo aéreo nocturno de precisión contra la sede central del grupo chií libanés en los suburbios sur de Beirut. Allí estaba Nasrallah con otros referentes del movimiento, muchos de ellos también abatidos, según Israel.
Más tarde, en un comunicado, Hezbollah confirmó la muerte de su líder. Dijo que “se ha unido a sus compañeros mártires” y prometió que seguirá adelante con “la guerra santa contra el enemigo y en apoyo de Palestina”.
Febrero de 1992 fue cuando Nasrallah quedó al frente de Hezbollah. Este clérigo chiita fue ganando popularidad por haber desempeñado un papel fundamental en el giro histórico que dio el grupo para entrar en la política y ganar poder en la estructura del gobierno libanés.
Es que su influencia le permitió a Hezbollah situarse como uno de los partidos políticos más importantes de Líbano, que cuenta con sus propias fuerzas armadas, aliadas del ejército de la nación árabe.
Nasrallah nació en agosto de 1960 en uno de los barrios pobres del este de Beirut. Era el mayor de nueve hermanos y tenía 5 años cuando comenzó la guerra civil libanesa, un conflicto devastador que azotó a este pequeño país durante 15 años.
La guerra empujó al padre de Nasrallah -dueño de una pequeña tienda de comida- a abandonar Beirut y regresar a su natal Bazourieh, un pueblo en el sur de Líbano con una población mayoritariamente chiita.
Durante su educación primaria y secundaria, pasó varios años formativos en el sur de su país, entre chiitas que recordaban la discriminación y desigualdad que ellos sintieron durante los períodos coloniales del Imperio Otomano y Francia, informó la BBC.
Nasrallah se aferró a su identidad chiita y a sus raíces étnicas. Con apenas 15 años se convirtió en miembro de la organización político-militar chiita libanesa más importante de aquel momento: el Movimiento Amal, un influyente grupo fundado por un clérigo iraní llamado Musa al Sadr.
Al año siguiente, emigró Irak. Pero estuvo sólo dos años, donde conoció y aprendió de otro clérigo llamado Abbas Mousavi. Después de regresar a Líbano, ambos se unieron a la lucha en la guerra civil.
En 1981, Nasrallah se reunió con el entonces líder de la República Islámica de Irán en Teherán, quien lo nombró su representante en Líbano para “cuidar de los asuntos de la Hisbah (encargada de la defensa de la ‘moral comunitaria’) y obtener fondos islámicos”.
Eso hizo que empiece a viajar seguido a Irán y así entablar relaciones con los más altos cargos del gobierno iraní.
Cuando Nasrallah se unió a Hezbollah tenía solo 22 años y se lo consideraba un novato. En 1991, Subhi al Tufayli fue destituido del cargo de secretario general del grupo debido a su oposición a la afiliación del grupo con Irán, y en su lugar se nombró a Abbas Mousavi.
Mousavi fue asesinado por agentes israelíes menos de un año después de ser elegido secretario general. Ese mismo año (1992) la dirección cayó en manos de Nasrallah.