La Fundación “Perlas Reales” de República Dominicana, se describe como una comunidad de amigas creyentes en Jesús que trabaja para promover el crecimiento personal a través del cuidado físico, mental y espiritual de la mujer.

La institución nace en el año 2019 a partir de una célula de 8 personas aproximadamente, que se reunían para compartir la palabra de Dios, pero fue durante la pandemia de COVID-19, que experimentó uno de sus mayores crecimientos al realizar encuentros mediante videoconferencias.

“En ese momento, cuando todos estaban buscando consuelo y guía, realmente comenzamos a expandirnos, alcanzando a mujeres en Estados Unidos y gran parte de Europa. Llegamos a tener hasta 50.000 participantes en ese entonces, aunque ahora el grupo es más reducido, pero se ha mantenido firme”, explicó a un medio local Andry Medina, la creadora de la fundación.

El grupo está conformado por mujeres que trabajan en distintas áreas de la salud, como ginecología, estética, psicología y medicina general. Se reúnen virtualmente para dar a apoyo todos los jueves a las 8:00 de la noche.

Según los creadores de la fundación, la pandemia reveló una necesidad de apoyo a las mujeres en lo espiritual, pero también en lo mental. “El encierro afectó a muchas personas, y ahí fue cuando empezamos a canalizar la ayuda de psicólogos y otros profesionales”, afirmó Medina.

Continuó diciendo: “Actualmente estamos trabajando en el tema de las emociones, ayudando a las mujeres a comprender que es normal pasar por procesos difíciles y que Dios está con ellas”.

Por su parte, Elisabeth Quezada, también representante de “Perlas Reales”, resalta que no todas las participantes son constantes, sin embargo, la comunidad ofrece un espacio inclusivo para personas que quizás no conocen la palabra de Dios. “Algunas personas que se unen no tienen conocimiento previo sobre Él (Dios), pero se sienten identificadas con los temas y testimonios que compartimos” dijo.

En sus actividades promueven eventos gratuitos como el encuentro denominado “Kintsugi, restaurados con oro” haciendo referencia a una técnica japonesa muy antigua que consiste en reparar las piezas de cerámica rotas las cuales no son desechadas, sino más bien arregladas con oro para aumentar su valor.

La actividad hizo referencia a lo escrito en el libro de Eclesiastés, específicamente en el capítulo 3, versículo 15. “Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó”.

En sus redes sociales, la fundación también explica que su visión global es “conducir a las mujeres de todo el mundo a un encuentro real y sincero con Cristo, donde cada una desarrolle sus dones y talentos para ponerlos al servicio de los demás”.

Informaron que este mes de octubre celebrarán su 5to aniversario con un retiro en Bonao.