Donald Trump es desde la tarde de este pasado jueves -según el jurado- culpable de los 34 cargos que enfrentaba: falsificación de documentos financieros -cheques, recibos, apuntes contables- relacionados con los pagos a una actriz porno para silenciar, poco antes de las elecciones de 2016, una relación extramatrimonial con el multimillonario neoyorquino.
Según la fiscalía, fue una conspiración para evitar que los votantes conocieran información perjudicial sobre Trump, con delitos como la contribución electoral ilegal. Es una acusación compleja, cuestionable para algunos expertos legales.
Esta de Nueva York es una de las cuatro batallas judiciales que enfrenta Trump. Es la de menor peso legal, pero la única que posiblemente llegue a juicio y acabe con un veredicto.
La vista para su sentencia -una decisión que corresponde al juez Merchan- quedó fijada para el 11 de julio, una fecha con importancia política: será cuatro días antes del comienzo de la convención republicana en Milwaukee (Wisconsin), donde Trump se reafirmará como líder indiscutible del partido.
Merchan tendrá que decidir si impone una pena de prisión en un abanico de entre 16 meses y cuatro años, o si, en atención a la edad (77 años) y la ausencia de antecedentes del expresidente, lo deja en arresto domiciliario, libertad condicional o le impone servicios comunitarios. Pero, como Trump anunció, habrá recurso y eso podría retrasar cualquier cumplimiento de penas mucho tiempo, incluso más allá de la fecha de las presidenciales.
Pero en cualquier caso y pese a todo Trump podrá concurrir a las elecciones con perspectivas de poder ganarlas. Las encuestas -que ahora dan una ventaja mínima a Trump frente a Biden- han mostrado que su impacto puede ser limitado ya que (lo más importante), ha conseguido una distancia considerable en la media docena de estados clave en los que se deciden las elecciones.
Está por ver si la condición de convicto supone un impacto en lo que queda de campaña. Podría ser un factor decisivo para los segmentos moderados del partido republicano, que Trump necesita para recuperar la Casa Blanca. Pero, al mismo tiempo, podría movilizar todavía más a sus bases y mejorar sus opciones en electorados desfavorecidos, como la minoría negra e hispana, que cada vez le ven con mejores ojos
Trump nada más salir de la sala, declaró que “El veredicto real será el 5 de noviembre, lo hará el pueblo”, refiriéndose a la fecha de las elecciones presidenciales. Repitió que se trata de un caso de «corrupción» del juez que supervisa el caso, Juan Merchan. “Soy un prisionero político”, añaidó Trump en un mensaje en redes sociales a sus seguidores tras el veredicto del Jurado.
La declaración de culpabilidad es el primer resultado concreto del asedio judicial que sufre Trump, que el año pasado recibió imputaciones en cuatro causas penales diferentes. Dos de ellas -una en Washington, en la jurisdicción federal; otra en Georgia, en la estatal- tienen que ver con sus intentos de dar la vuelta a los resultados de la elección de 2020, la que perdió frente a Biden. Otra más, en Florida, está relacionada con la retención de documentos clasificados que se llevó a su residencia en aquel estado después de haber dejado la Casa Blanca en enero de 2021.
La cuarta es esta de Nueva York y quizá es la única que acabe en juicio, ante los retrasos y obstáculos que el equipo legal de Trump ha conseguido imprimir al resto, con el objetivo de que no se celebren hasta pasadas las elecciones y, con una victoria en las urnas, evitar buena parte de las responsabilidades desde el puesto de presidente. Pero la de Nueva York es también la de menor entidad jurídica y la que tenía un armazón legal más cuestionable.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL – EEUU
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